Desde “La vida es bella” que una película no me tocaba tanto la “fibra emocional”. Son varias las películas que logran emocionar, pero lo difícil es que también logren reflexionar.
A mi gusto, “El agente topo” (2020), que está disponible en Netflix, es una de esas películas que une estas dos características y se mezcla con una astucia técnica y narrativa de su directora, que la hacen una pieza única, digna de muchos aplausos.
Por ahora está postulando para ir a los Oscar. Si llega a ser nominada, no me cabe duda que será la tercera estatuilla para nuestro país y si no es ahí, logrará de todas formas, muchos reconocimientos en otros festivales.
Resumen
La historia de esta película dirigida por Maite Alberdi y que es una coproducción de 5 países (Chile, USA, España, Alemania y Holanda) trata sobre un anti-espía.
Un señor de tercera edad, mira un aviso en el diario donde se necesita persona entre 80 y 90 años para realizar un trabajo. Este personaje acude inmediatamente al llamado, pensando que no siempre se dan oportunidades laborales para gente de su edad y ve en ese anuncio, una buena oportunidad para distraerse y tratar de superar el duelo reciente por la pérdida de su esposa.
Este personaje llamado Sergio, logra encantar a su reclutador Rómulo, un detective privado de carácter duro, que necesita una persona de edad para un caso bien particular.
La misión de Sergio, es internarse en un asilo de ancianos por 3 meses como un espía o agente topo como el detective lo llama. Y su trabajo es identificar al “blanco”. Una señora de edad que vive en el asilo, y es la madre de la clienta del detective.
Sergio debe monitorear que no la traten mal, que no sea víctima de abusos, robos o algo que este agente topo pueda detectar.
Para poder espiar, el agente topo debe ser cauto y manejar algunos artículos tecnológicos como una cámara dentro de una lapicera, un teléfono celular para mandar informes diarios y unos lentes ópticos que también poseen cámara escondida.
Para este hombre de edad avanzada, es todo un desafío la tecnología, ya que ni siquiera sabe realizar una videollamada cuando acepta el trato. Sin embargo, se esfuerza por aprender y tratar de hacer de la mejor forma su trabajo encubierto.
Hasta ahí la película parece una comedia de espías, que promete ser chistosa y agradable, pero da un giro en el momento en que este agente se interna en el asilo y comenzamos a ver otro punto de vista y a empatizar con la realidad de los abuelitos que viven en ese lugar donde se desarrolla la misión.
¿Es realidad o ficción lo que vemos?
La primera interrogante que puede surgir es si es falso o verdadero lo que vemos.
El agente topo es un documental mezclado con ficción, pero la ficción en este caso se plantea como una ayuda narrativa para contar la historia. Un recurso ocupado en el género, que no lo excluye de su esencia documentalista, solo le da un guiño diferente para que la historia sea más disfrutable y el punto de vista que se quiere mostrar, sea más potente.
Lo que vemos a lo largo de la película es real, fruto de un trabajo de investigación, internación con el entorno que se quiere documentar y estoy seguro de que también hay muchas, pero muchas horas de grabación para poder seleccionar el mejor material del tiempo que se está en observación de una realidad.
Finalmente, eso se monta bajo una narrativa que mezcla la ficción, para que sea interesante y digerible para el espectador, y también se pueda entender mejor el punto de vista de la directora.
¿Qué es lo bueno de la película?
Lo que más me gusta de esta película es el punto de vista. La historia del espía o su misión, pasan a un segundo plano tanto para el espectador como para el protagonista una vez que el agente topo está en el asilo. Ahí comenzamos a empatizar con sub historias que se dan natural y son fruto del documental mismo, donde los protagonistas pasan a ser los abuelitos del asilo, que poseen historias únicas, donde la soledad y el olvido son muy recurrentes en cada una de ellas.
Otra cosa que rescato del documental es cómo la directora quiebra la ficción para pasar luego a un documental sin terminar con la ficción. De repente sin imaginarlo, vemos en el plano a la directora, a los sonidistas y camarógrafos, como un paréntesis que nos aterriza al documental, pero luego continúa con la ficción. Esto también lo agrega en un par de diálogos para reforzarlo mientras realiza esta transición.
Si no hubieran ocupado este recurso, quizás no se entendería si era realidad o todos los abuelitos son actores pagados. A mi gusto ese es el mejor acierto cinematográfico de la directora, ya que era muy arriesgado partir un documental como una ficción al 100% los primeros minutos de la película. En general este género parte con tono documental y luego integra ficción para contar mejor. Acá era necesario hacer este quiebre, contarle al usuario indirectamente que estábamos pasando a ver realidad, pero seguiríamos con la ficción planteada en un principio para contar mejor esta realidad. Fue una especie de pacto silencioso entre espectador y pantalla, muy bien logrado.
Otra cosa que me cautivó fue la sutileza con que se mira cada historia, cada momento que expresa muchas veces tristeza, soledad y abandono. La película en ese sentido es genial, ya que muestra desde la dignidad del abuelito, sin denigrar, sin mostrar su realidad con tono morboso. Logra a la perfección que empaticemos con ellos, que nos sintamos cerca y reflexionemos en torno a la realidad en que viven, generando emoción, empatía y reflexión pero no lástima, como quizás lo hubiera abordado un reportaje.
La película logra que finalmente reflexionemos con la deuda que tenemos como sociedad con las personas de tercera edad que son abandonadas. Leía una entrevista de la directora y ahí declaraba que ese era una intención clara del film y creo que lo realiza muy bien. Como lo dije al partir este post: El agente topo, logró tocar “la fibra emocional” en mi caso.
¿La recomiendo?
Totalmente recomendada. Me atrevería a decir que es una de las mejores películas chilenas que he visto en la última década. Véala, genere emociones y reflexiones.
Todos mis aplausos para esta gran obra que será claramente un gran aporte a la industria audiovisual chilena y del mundo también. Ojalá sea fuente de inspiración para que otros realizadores sigan este tono y estilo de Alberdi también, invitándonos a reflexionar a través del documental.
Por: Rafael Vásquez González
